CAMBIO DE PARADIGMAS Y EVOLUCIÓN DE LA CONSCIENCIA
Seminario-Taller de Diálogo y Reflexión
Coordinación: Ana María Llamazares y Martín Pérez Slane
En: Fundación Columbia – Borges 2020  CABA – 4775-2172
Frecuencia semanal (jueves de 19 a 21hs)
Inicia 11 de Septiembre 2014


ø                   Propuesta:
-          Abrir un espacio de diálogo para reflexionar conjuntamente sobre el momento de cambio de paradigmas que estamos atravesando, poniéndolo en la más amplia perspectiva de la evolución de la consciencia, tanto a nivel personal como transpersonal
-          Integrar visiones en un diálogo transdisciplinario, desde la antropología de la consciencia, la psicología profunda, el simbolismo arquetípico, la astrología y el pensamiento antroposófico
-          Vivenciar la ampliación de la consciencia que se genera a partir de la comprensión integral (intelectual, emocional, somática y espiritual) y la resonancia de la sabiduría simbólica ancestral
-          Compartir experiencias de transformación personal


ø                   Dinámica de trabajo:
- Encuentros semanales de dos horas y media de duración - Clases teóricas con apoyo audiovisual. - Círculos de diálogo y dinámicas grupales. - Proyección de videos y debates. - Meditaciones, visualizaciones y experiencias vivenciales


ø      Itinerario temático:
La crisis contemporánea: paradigmas en transición, despertar espiritual y oportunidad evolutiva.  La evolución de la consciencia como fenómeno holográfico. Consciencia personal, colectiva y transpersonal. La visión astrológica: psique y cosmos. Elementos básicos de Antropología de la consciencia: el concepto de paradigma, modelos evolutivos, la correspondencia entre filogénesis y ontogénesis. Modelos para pensar la evolución de la consciencia. La visión cíclica del largo plazo: eventos astronómicos, eras astrológicas y épocas culturales. Matrices arquetípicas y contextos energéticos. Contextos histórico-paradigmáticos: geocentrismo, heliocentrismo, cosmología holística. Funciones psíquicas y configuraciones psicológicas en perspectiva evolutiva. La visión de la Antroposofía. Epistemología holística: los cuatro ojos o vías del conocimiento. El giro hacia lo participativo. La aceptación de incertidumbre y el despliegue de la creatividad. Diálogo y transdisciplinariedad. El desafío contemporáneo: hacia la era de Acuario.


ø      Coordinadores:

Ana María Llamazares
Antropóloga especializada en el estudio de la consciencia. Investigadora y docente sobre nuevos paradigmas y pensamiento holístico, arte, chamanismo y simbolismo de América prehispánica. Investigadora  del CONICET. Profesora de las Maestrías en Diversidad Cultural (Universidad Nacional de Tres de Febrero) y en Pensamiento Sistémico (Universidad Nacional de Rosario). Autora del libro Del reloj a la flor de loto. Crisis contemporánea y cambio de paradigmas. Es docente de la Fundación Columbia. Colaboradora de la sección Opinión del diario La Nación. Dicta cursos, conferencias y seminarios, coordina grupos de estudio sobre Nuevos paradigmas y pensamiento transdisciplinario y facilita talleres sobre simbolismo transcultural a través de la complementación de técnicas chamánicas y lenguajes simbólicos.
Contacto:  anallama@fibertel.com.ar –   www.delrelojalaflordeloto.blogspot.com
www.espacio4vientos.com.ar  - anallamazares@espacio4vientos.com.ar

 Lic. Martín Perez Slane (UBA)
Psicólogo clínico de orientación antroposófica con formación en psicoanálisis, psicología junguiana y transpersonal. Sus estudios incluyen el campo de las terapias corporales, los estados no ordinarios de consciencia y respiración holotrópica, y talleres de análisis de sueños desde la perspectiva junguiana. Es investigador y docente en astrología humanista y astrosofía, actividad que lleva a cabo a través de talleres en Buenos Aires y el interior del país. Es miembro cofundador de la Red Antares, dedicada a investigar el cambio de paradigma y la ampliación de la consciencia, cuyos frutos se han transmitido en seminarios y encuentros de reflexión acerca de los fenómenos de la crisis contemporánea y la relación entre ciencia, arte y espiritualidad.
Contacto: mpslane@yahoo.com.ar


ø      Algo más para leer:

Comprender el devenir de la consciencia desde la perspectiva del largo plazo resulta muy esclarecedor para entender muchos rasgos de nuestro mundo actual.  Si ampliamos nuestra mirada para captar el sentido más trascendente de la crisis contemporánea podemos reconocer que lo que estamos atravesando es una radical transformación de la consciencia colectiva, un salto cualitativo dentro de la macrohistoria de la especie humana, que por supuesto nos implica a cada uno en forma particular. Comprendemos entonces con todo nuestro cuerpo que somos época -o mejor, épocas-, y nuestra historia personal se devela como una  sorprendente holobiografía, un pequeño pasaje de una gran partitura, un trocito fractal de la totalidad que se va desplegando.
                También, la gran mirada nos evita la tentación relativista de creer que la crisis es sólo un cambio de paradigmas, un mero reemplazo de anteojos, pues podemos ver que el sentido general de este despliegue implica una progresiva ampliación de los parámetros cognoscitivos, una extensión perceptiva que nos permite captar ordenes de realidad cada vez más inclusivos en su relación con el universo. Podemos reconocer claramente que el cambio de paradigmas es en realidad, una ampliación de la consciencia.
Pero lo más sorprendente tal vez sea darnos cuenta que los sucesivos contextos perceptivos, cognitivos y emocionales que se fueron configurando social y culturalmente en las sucesivas épocas históricas, perduran en el tiempo y son algo vigente; que están inscriptos dentro de cada uno de nosotros e interactúan simultáneamente. Así como nuestro cerebro guarda y reproduce dentro de su estructura la historia evolutiva de la especie, nuestra consciencia personal también contiene holográficamente los grandes estadios o fases por los que se ha ido desplegando la consciencia colectivamente.
Cada uno de nosotros, en mayor o menor medida, sostenemos en nuestro interior esta misma tensión entre lo viejo que se resiste a morir, el descreimiento escéptico y la confianza en lo nuevo que pulsa por nacer; somos como pequeños alambiques donde se gesta la misma alquimia del cambio general. Junto a los más profundos patrones trazados por el viejo paradigma en nuestra psique, nuestra emocionalidad y nuestros cuerpos, comienzan a abrirse camino otras modalidades, otra sensibilidad, otras necesidades.”

 Ana María Llamazares
Extractado de: Del reloj a la flor de loto. Crisis contemporánea y cambio de paradigmas. Páginas 401-402. Buenos Aires, Del Nuevo Extremo, 2011.



Nuestra vida es un viaje lleno de vicisitudes, de encuentros y desencuentros, de proyectos y anhelos que aspiramos a cumplir de forma imperiosa y a toda prisa, ya que suponemos que si no los realizásemos “en tiempo y forma” sentiríamos que la vida perdería sentido y se nos escurriría entre las manos, que no habríamos alcanzado aquello esperado de nosotros y que en algún lugar debería estar la falla o la causa de todo este desbarajuste.
Sin embargo, esto que solemos vivir como algo inexorable, no sucede porque sí, como un mero capricho del cosmos, sino que está sostenido por un paradigma, un modelo que nos indica qué dirección tomar, cuáles son las herramientas a utilizar y nos muestra el mapa que debemos usar para llegar adonde queremos ir, en el cual están perfectamente indicados las calles y sus intersecciones, los desvíos y el final del recorrido.
Nuestro ego es un héroe que emprende un largo recorrido a tierras lejanas para vencer al dragón y obtener su tesoro, y lo hace provisto de amuletos y fieles amigos que lo ayudan en su cometido, además de su cartografía. A pesar de poseer todas estas herramientas, dones y ayudas de todo tipo, su barco muchas veces encalla en la primera playa visible o se rompe tras chocar con una roca, ya que frecuentemente sus creencias son un timón fijo que no permite maniobra alguna y lo hace zozobrar o, en todo caso, no llega a destino por obra de alguna emergencia anímico-espiritual que lo impulsa a cuestionar su camino y su meta.
¿Pero este director de orquesta fue siempre el mismo a lo largo de la historia y de la evolución de la consciencia humana, así como su forma de ser, estructura y creencias?
Podemos decir que este yo terrestre, denominación dada por la Antroposofía fundada por Rudolf Steiner, no tuvo siempre las mismas cualidades. Atravesó sucesivas metamorfosis a lo largo de la evolución del hombre y de la Tierra; es una manifestación distinta de aquella que la precede pero al mismo tiempo incluye y esto ha ocurrido así a lo largo de muchos ciclos temporales que podrían ser medidos en eras astronómico-astrológicas. En ellas florecen sus épocas culturales, cuyos senos albergan determinadas cosmovisiones, creencias, formas artísticas y una particular forma de ser y de habitar el espacio vital. 
Todos sabemos que a partir de los comienzos del siglo veinte algo nuevo irrumpió en el campo de la consciencia humana. Los nuevos modelos explicativos de la Física, la emergencia de la psicología del inconsciente, vanguardias artísticas y la apertura de algunos conocimientos del ámbito de lo espiritual al público en general -doctrinas y prácticas que pertenecían al ámbito de lo denominado “oculto”- comenzaron a mellar la estructura y creencias de este héroe invencible, pero muy proclive a los tropezones. Éste se fue dando cuenta de que sus anhelos conscientes eran un fragmento más de una identidad más amplia y desconocida a la vez, un tejido de deseos encontrados, y que la vida se trataba de otro tipo de viaje, de un viaje hacia el centro, de un viaje al Sí mismo, a su “otro Yo”, el cual implicaba la ampliación, integración y aceptación de muchas otras cualidades. Pero hoy ya sabemos que este viaje, que en cierto sentido conduce a la libertad y realización personales, depende de qué posición adquiera este yo terrestre frente a la vida, de qué apertura adopte hacia lo nuevo y desconocido, de qué nivel de incertidumbre esté dispuesto a tolerar y aceptar.
Recorramos confiados el camino del florecimiento interior de nuestras cualidades anímico-espirituales que intuitivamente vislumbran la era de Acuario y nos conducen hacia ella. Que nuestro impulso hacia su realización contenga en sí el fuego necesario para transformar todo aquello que obstaculiza el despliegue profundo de nuestra alma.


Martín Pérez Slane

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